miércoles, 26 de noviembre de 2008

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Lamentamos interrumpir la difusión de tetas, masoquistas y ladrones, para insertar publicidad del autor.


Acaba de salir "La última caravana", editada por EDEBé en su colección de narrativa para adultos. (Aclaración necesaria: cine "adulto" es sinónimo de porno. Lo de narrativa adulta no lo es, no se ensarten. Es, sí, una aclaración necesaria en una editorial de primera línea en textos para niños y juveniles.)


Como estoy vago, y es una síntesis bastante buena, les copio el texto de contraportada o contratapa, y les chimento: se distribuye y vende también en Argentina. ¡Mira que bien, al fin uno!



Una mujer, Laura, llega a un geriátrico, a orillas de un lago patagónico, en busca de un hombre que puede darle noticias de su padre, a quien no ve desde su infancia.
Por lo que sabe, ese hombre, llamado Roque Pérez, compartió el trabajo con su padre, varios años atrás, en una ciudad patagónica llamada Fiske Menuco.
Roque Pérez le contará la aventura de la fundación de un extraño partido político en medio de la peor crisis económica de Argentina, y los detalles del robo a un banco, realizado por un grupo de ex presos políticos, prostitutas, cantantes de coro y ancianos jubilados. También le hablará de la desesperanza, del naufragio de todo, de la diáspora general y de la marcha hacia la nada que emprendió el grupo después del robo: la última caravana.
En los sucesos que va narrando Roque Pérez, a Laura le cuesta separar la fantasía de los hechos reales. Pero esos episodios, donde la tragedia roza permanentemente el ridículo y el esperpento, han generado la leyenda de un pueblo, en medio del desierto, que comenzó por el cementerio…



martes, 25 de noviembre de 2008

Sin ladrones son nadie


A raíz del comentario sobre la posible perversión que encierran los uniformes de las nínfulas (cruce baboso con “ninfas” y “fulanas”) de colegio de monjas, se me ocurre que tal vez sea una incitación al pecado necesaria para mantener el negocio vivo. Sin pecado ¿para qué las iglesias, los curas y las monjas? Como adorno son bastante feos.
Esa idea me trajo a la memoria cierta vez en que un ladrón fuera de quicio, tal vez simplemente porque estaba preso -que ya es una buena razón- apostrofaba a los guardiacárceles, carceleros o funcionarios de prisiones, como guste llamarlos:
-¡Cretinos! -gritaba el preso- ¿No se dan cuenta de que sin nosotros no son nadie? ¡Nosotros les damos de comer! ¿Qué pasa si un día hacemos huelga de ladrones? ¡La policía, los jueces y ustedes tendrían que ir a trabajar, eso pasaría! ¡Aprendan a respetar, vagos inservibles, que sin ladrones ustedes ni siquiera existen!
Sin pecado y sin ladrones, tanta, tanta gente estaría buscando trabajo, que sería “la madre de todas las crisis”.